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miércoles, 13 de julio de 2016

SOMBRAS DEL IMPERIO, UN GATO CALLEJERO LLAMADO BOB, ¿ESTÁIS HACIENDO EL AMOR?, GENERACIÓN GOONIES y PASEO EN COCHE

La saga de Star Wars es sin duda una muy lucrativa franquicia, y de la misma creo que se ha hecho de todo, entre otras cosas lo antes conocido como Universo Expandido. ¿Y porque digo "antes"? Porque al haber comprado Disney la franquicia, lo ha borrado de un plumazo para así no tener que depender de detalles que les restarían novedad a las películas y demás productos que ellos vayan sacando.

Como es lógico, en la biblioteca tienen mucho del tema, y pensé en echarle un vistazo habiendo de todo: desde material que no me resultó tan interesante y no acabé de leer (como los de Brian Wood) como otro más entretenido y que reseño por aqui: Sombras del Imperio. Este tomo en cuestión incluye, aparte de la serie que la da título, Mara Jade: Por la mano del Emperador, y Sombras del Imperio: Evolución. Lo que estas series limitadas vendrían a cubrir sería el hueco temporal que hay entre las películas de El Imperio contraataca y El retorno del Jedi (de hecho la de Sombras del Imperio corresponde a una operación que se llevó a cabo en 1996, en la que además de ese comic vió la luz una novela, un videojuego, varios juguetes e incluso una banda sonora, etc. O sea, cual si fuera una película... pero sin película) Contando en su momento con el visto bueno de George Lucas (este hombre sin duda se ha forrado con su creación), hay que reconocer que las historias bien lo merecen, al ser tan entretenidas como concisas (la serie final digamos que cerraría algunos flecos de la primera) A destacar también la historia central, la primera que leo del personaje de la espia Mara Jade, que destaca por lo bien desarrollada que está la misma.
En el caso de esta novela tengo que reconocer que no sabía nada de ella hasta que me enteré de la película que se ha rodado basada en la misma y que se estrenará antes de final de año (espero que también por estas tierras) Basada en la historia real de James Bowen, un músico callejero de Londres, el libro nos narra como encontró un gato en 2007 al que nombró Bob, y que se convirtió en su motivo de lucha primordial contra las adversidades de su desordenada vida y para superar su adicción a las drogas (James Bowen narra los sucesos que le llevaron a esa situación de forma natural, sin ir de víctima o intentando dar pena; y asumiendo cuando y cuales fueron los errores que degeneraron en como vivía en aquel momento)

¿De donde era el gato Bob? El protagonista se lo pregunta en algunas ocasiones, pero al final queda claro que eran dos seres que necesitaban encontrarse para que, una vez juntos, "curar las heridas de sus turbulentos pasados" (como indica la contraportada del libro, de una manera bastante acertada) ya que nunca supo de la vida previa del animal antes de encontrárselo a las puertas de su casa, pero queda claro que fue lo mejor que le pudo pasar en la vida. Y es que la relación que se establece entre ambos es maravillosa, porque supera a la típica entre amo y mascota, siendo más bien las peripecias de dos colegas que conviven juntos, lo que logra la inmediata empatía del lector (estamos ante una historia real de lealtad, miedo, amor, esperanza, compañerismo y sufrimiento entre dos seres diferentes que aprenden a conectar entre si)

Como amante que soy de los animales tengo que reconocer que me ha gustado mucho esta novela, porque veo una clara muestra de hasta que punto el trato con animales puede ser terapéutico (ojo, que eso en si ya lo es, pero me refiero no solo a enfermedades motrices sino incluso a enfermedades mentales, depresiones, ansiedad, estrés,...) Quien tiene un animal adquiere una responsabilidad (en el libro Bowen asume a Bob como su hijo) por lo que es sin duda un trabajo de gran importancia que no hay que tomarse a la ligera, y ahi está el punto en el que puede servir de ayuda para una persona con según que problemas, ayudándole a mejorar de los mismos (aunque creo que esto también tendrian que replanteárselo tantos que compran animales como si fueran juguetes y cuando son una molestia los abandonan a su suerte)
Unos de mis personajes favoritos de la revista satírica El Jueves eran La Parejita de Manel Fontdevila, con la curiosidad de que el hijo que tuvieron le han puesto mi mismo nombre. Estas nuevas aventuras de Emilia y Mauricio son el segundo de dos tomos (del primero ya estoy en cola de espera en la biblioteca, aunque supongo que la lectura puede ser individual sin problemas) donde el autor ha dado continuidad a sus personajes más populares, los cuales se pueden disfrutar aqui en multitud de situaciones que principalmente estan centrados en la curiosidad del hijo de ambos sobre que es eso de hacer el amor (y los lógicos problemas para explicarle "eso" a un niño pequeño con prudencia y en su justa medida)

Tengo que reconocer que me lo he pasado bien con la lectura de este comic, ya que siempre me ha gustado el estilo de este autor a la hora de buscar el humor, aparte de que conozco a los personajes desde que eran novios, treintañeros y estaban solteros (hasta que formalizaron su relación siendo el travieso Óscar el fruto de la misma), por lo que son como esos amigos a los que tienes un gran aprecio y que ves como van evolucionando a lo largo de los años, acogiendo con cariño cuando sabes algo de ellos.
No se puede negar que las películas que vimos en nuestra infancia y adolescencia son las que más nos marcaron, hasta el punto de que muchos admiten eso de que "ya no se hacen películas como las de antes". Supongo que eso es un paso cíclico para todos, motivo por el cual vivimos ahora esta etapa de añoranza hacia los años 80 y principios de los 90, dentro de la cual puede englobarse sin problemas el presente libro, ya que detalla la trayectoria de la popular Amblin (productora de Steven Spielberg), analizando sus orígenes y desde el film Poltergeist hasta La lista de Schindler (es decir, la infancia y la adolescencia de los que ahora rondan los 30 o 40 años)

Tengo que admitir que yo también quedé marcado por muchos títulos de aquella época (el E.T. de Spielberg fue de hecho uno de los primeros films que me llevaron a ver al cine) por lo que he disfrutado con la lectura de un libro que repasa títulos tan emblemáticos como el citado de Spielberg así como Gremlins (y su secuela), la trilogia de Regreso al futuro, El secreto de la pirámide, Parque Jurásico, etc., sin olvidar tampoco las obras televisivas de la citada productora (por ejemplo Cuentos Asombrosos) poniendo el final a principios de los 90 porque fue cuando Spielberg ya se volcó en la posterior Dreamworks. Sin lugar a dudas una lectura muy entretenida que nos sirve para recordar aquellos años y que está plagada de un montón de información y curiosidades que (en algunos casos) me han sorprendido porque no las sabía, como por ejemplo que fue Scorsese el primer director tanteado para hacer La lista de Schindler, título emblemático de Spielberg con el que alcanzó su madurez creativa.
De Hellblazer he leído muchos comics, siendo ahora el turno de Paseo en coche, pero para sorpresa mía el tomo ha sido publicado por DeBolsillo en colaboración con ECC (que es quien edita el material de DC aqui en España) por lo que podriamos decir que está orientado hacia los nuevos lectores que quieran entrar en el universo de John Constantine, el protagonista de esta cabecera, y que no sepan mucho más allá de la cancelada serie televisiva.

En la presente entrega tenemos dos claros arcos argumentales: en el primero asistimos a los problemas de nuestro héroe tras ser contratado por un mafioso para averiguar la identidad del asesino de su hija, lo que derivará en situaciones imprevistas. Por su parte el segundo, que es el que da título al tomo, me pareció más interesante en su idea, ya que vendría a mostrar la manera de realizar justas venganzas contra agravios ignorados por la justicia (y no voy más allá por ser spoiler) aunque la presencia de Constantine provocará un giro inesperado en los acontecimientos.

Como primer acercamiento al personaje por parte del guionista Andy Diggle me parece cumplidor, dejándome con ganas de más (sobretodo por su segundo arco argumental y el "digamos" villano del mismo) por lo que este tomo recopilatorio de los números 230 al 237 de Hellblazer creo que (sin tampoco ser una obra maestra) consigue tener presentes todos los detalles propios tanto de esta cabecera como del personaje: desesperación, caos, magia, locura, violencia, injusticia, mucha mala leche, acidez y crítica social (aunque quizás ya no tanta como en anteriores etapas) Volviendo a sus orígenes en este tomo sin duda se nos muestra un Constantine con su personalidad más atractiva, en unas historias entretenidas y que dejan con las ganas de más: sin duda recomendable.

sábado, 31 de enero de 2015

SHERLOCK HOLMES E IRENE ADLER: EL PRIMER ENCUENTRO (relato)

¿Os acordais que hace bien poco tiempo os descubría mi pasado como narrador de fan-fics y os descubría una historia mia prevía al nacimiento de este blog que hacía un crossover entre Spiderman y Sherlock Holmes? En ese post citaba dos historias previas mias con el famoso detective de Baker Street de protagonista pero que yo pensaba ya perdidas (porque vieron la luz a principios de los años 90 tan solo en el boletin interno de los miembros del Círculo Holmes, y lejos aún de imaginar el actual internet para hacerlas públicas)

Pues bien, sabedor de mis anhelos un buen compañero de aficiones me los ha pasado en formato de word: a continuación os dejo con el primero, que escribí en 1993, en plena efervescencia de mi pasión por el personaje, y claramente influenciado por la película El secreto de la pirámide (de ahi el banner bajo el cual teneis el relato) Lo que hace 22 años fue solo para unos pocos, ahora es para todos.


Resulta curioso que mi primer caso aún no sea conocido por el mundo. Mi amigo Watson no tiene ninguna anotación de esta historia, por lo que me veo en la obligación de coger la pluma para relatarlo yo mismo.

Todo comenzó en octubre de 1872. Mis padres me habían matriculado en el Christ Church College de Oxford, un centro de estudios donde ese año se decidió experimentar una nueva proposición de un joven político llamado Gladstone, que chicos y chicas compartieran estudios. Eso provocó que una muchacha, llamada Irene Adler, fuera a mí clase.

Yo tenía 18 años, y mi poca afición a comunicarme con los demás me había llevado a ser una persona con escasos amigos. Y no sería exagerado decir que mis estudios iban más adelantados que los de mis compañeros, sólo por que yo les dedicaba 16 horas diarias. El hecho, por lo tanto, de que llegara Irene Adler me cambió bastante, ya que nada más conocerla experimenté la dulce sensación del amor. Yo nunca había tenido necesidad de galantear con chicas, como habían hecho ya la mayoría de mis compañeros, pero sentía que con Irene tendría que ser diferente.

Con el consejo de uno de mis pocos amigos, le escribí una carta expresándole mis sentimientos. Ello provocó que un día se sentara a mí lado en la mesa de la biblioteca, donde yo me ponía a estudiar:

—Hola, ¿tu eres Sherlock Holmes, verdad?
—Sí —le contesté
—He oído comentar por ahí, Holmes, que estás enamorado de mí. Me lo dijo un chico llamado Victor Trevor.
—¿Y qué piensas tu, Irene? —le pregunté,
—Quiero ser sincera contigo, Holmes. Actualmente hay un chico que me quiere y al que yo también quiero mucho. Por lo tanto sólo podemos ser buenos amigos,... siempre que no te sientas ofendido,
—No, pero... ¿quién es ese chico?
—William Moriarty, el hijo del maestra de matemáticas.

Entonces lo comprendí. El profesor James Moriarty me había dado clases durante el verano de ese año, pero al final me dejó por imposible, debido a que acabamos odiándonos mutuamente. Su hijo, William, era como el padre, pero además se las daba de importante.

Era un chico atractivo y que le gustaba galantear con todas las muchachas que pasaban por su camino, por lo que en el fondo no me extrañó que Irene y él fueran novios. La conversación que tuvimos en la biblioteca Irene y yo tuvo lugar a finales de noviembre. Desde entonces fuimos buenos amigos, y solíamos visitarnos mutuamente. Yo la quería, pero no volví a hablarle de mi amor. Todo iba bien hasta que a mediados de diciembre comenzaron los problemas. El primero que me informó fue mi amigo Victor Trevor, que me había ayudado a escribir la carta a Irene. Un día, al salir de clase de química, me dijo:

—Holmes, Irene me dijo que quiere hablar contigo en su habitación Es urgente
—De acuerdo, ahora mismo voy.

Al llegar a su habitación llamé tres veces a la puerta, pero nadie me contestó. Al girar el picaporte me di cuenta de que no estaba cerrada con llave. Entré. Todo estaba ordenado, pero Irene no estaba. Empecé a pasear por la habitación, bastante inquieto por lo que hubiera sucedido. Me fijaba en todos los objetos que había a mí alrededor, intentando encontrar una pista. Pero todo se encontraba tal y como yo recordaba haberlo visto la última vez. Me agaché para mirar debajo de la cama, y entonces fué cuando vi algo sospechoso, había un libro, Lo cogí y empecé a hojearlo. Era una edición reciente de “Robinson Crusoe” de Daniel Defoe. Al llegar a la última página, Irene, porque reconocí su tipo de letra, había escrito: “Holmes, sálvame. Descubrí su secreto e intentarán deshacerse de mí. ¡Ya están aquí!”. Aquello parecía auténtico.

Decidí revisar la cerradura de la habitación y encontré lo que buscaba, unos ligeros roces que evidenciaron la convicción que yo tenía de que alguien había secuestrado a Irene. A juzgar por su nota ella había descubierto algún secreto de cierta persona, a la cual debían ayudar otro u otras, cosa que se deducía de la forma en que había utilizado los verbos en la nota que me había escrito. Decidí ir a hablar con Victor, ya que él debía de saber alguna cosa, o si no podía proporcionarme algún vestigio que poder seguir. Cuando llegué a su habitación estaba leyendo un tratado sobre la aplicación de logaritmos a las matemáticas, pero lo dejó a un lado al ver mi cara de preocupación:

—¿Que ocurre, Holmes? Te veo preocupado.
—Han secuestrado a Irene — le contesté.
—¡Eso es Imposible!
—Tristemente no —y seguidamente le expliqué todo lo que me había sucedido desde que salimos de clase de química— pero me propongo encontrarla. ¿La notaste extraña cuando la vistes por última vez?
—Bueno, estaba ligeramente preocupada. Pero como están próximas las vacaciones de navidad, pensé que estaría inquieta por los exámenes de fin de trimestre. Después de hacerle un par de preguntas más a Victor llegué a la conclusión de que no me proporcionaría ninguna nueva pista. Entonces fué cuando me acordé del novio de Irene, William Moriarty. Decidí visitarle pero en su habitación no había nadie. Le pregunté a un chico que había cerca y me dijo que William estaba en el gimnasio, entrenándose para la exhibición de esgrima que habría en navidad. Al llegar allí me encontré a un grupo de 20 ó 25 muchachos que miraban embelesados el combate de esgrima que había en la pista. Los contendientes eran desconocidos para mí, ya que no podía ver sus caras debido a las máscaras de protección. Pero yo era un gran experto en esgrima por lo que, después de mirar durante unos instantes, no me costó identificar cuál de los contendientes era William Moriarty. La lucha pronto acabó ya que William con una brillante estratagema, desarmó a su adversario y lo acorraló. Al quitarse la careta protectora me vió y se acercó hasta donde yo estaba:

—Vaya, vaya ¡El señor presuntuoso Holmes!
—William, quiero hablar contigo en privado. Ahora mismo.
—¡Oh! ¿Y si no me da la gana? —me contestó despóticamente.
—Irene Adler ha desaparecido, y si no me equivoco era tu novia
—¿Desde cuándo te interesan las mujeres? Irene es mía, y cómo te vea galantear con ella será un placer destrozarte la cara. ¿Y que es esa tontería de que ha desaparecido? Yo no tengo nada que ver con lo que haga y deje de hacer esa estúpida de Irene.

Esto último me irritó hasta el límite. Cerré mi puño y lo hundí con fuerza en su abdomen. Su cuerpo se inclinó hacia delante por lo inesperado del golpe, momento que aproveché para propinarle un puñetazo en la barbilla, que le hizo caer pesadamente al suelo:

—¡Como le haya pasado algo a Irene por tu culpa, juro por Dios que no descansaré hasta acabar contigo!
—Esto no quedará así, Holmes. —me dijo mientras un hilo de sangre empezó a caer de sus labios— mi padre es el profesor de matemáticas. Hablará para que te expulsen.

Esa tarde me convocó el profesor Moriarty para hablar conmigo. Al llegar me recibió sentado ante el escritorio de su habitación. Estaba, según dijo, muy contrariado por el suceso de esa mañana en el gimnasio. Había escuchado las explicaciones de su hijo, y aunque le dolía como padre el ataque que había sufrido, conocía el carácter de su hijo y decidió que lo mejor era olvidar el incidente.

Al salir de la habitación del profesor Moriarty lo vi todo claro. Su hijo estaba metido en el asunto, como me había demostrado por la mañana, hablando como lo hizo de mi querida Irene. Yo le ataqué de una manera que, conociendo las estrictas normativas del Christ Church College, significaría la inmediata expulsión, pero el profesor Moriarty lo deja todo en un simple suceso, cuando sería el primero en alegrarse de mi expulsión. Además estaba el hecho de que en la nota de Irene estuviera escrito que había descubierto “su secreto” (refiriéndose quizás al profesor Moriarty) y que “intentarán deshacerse de mi” (incluyendo a William Moriarty, ya que al ser su hijo era la única persona en la que podía confiar el profesor Moriarty). Y si los culpables hubiesen sido de fuera habrían llamado la atención, por lo que quedaba descartado. Además, Irene era nueva en la escuela, y aunque se hablaba con todos, sus amigos más íntimos éramos yo, Victor Trevor y su novio, por lo que el secreto al que se refería sólo podía referirse a los Moriarty. Decidí que esa noche seguiría los pasos del profesor. Me escondí en la habitación del material, y con la puerta entreabierta esperé a que saliera el profesor Moriarty. La espera fué larguísima, mientras escuchaba como un reloj cercano daba las horas, una detrás de otra. Mientras esperaba pensé en la hermosa Irene Adler. Era una muchacha encantadora, con un bonito cuerpo, y un sedoso cabello castaño claro. Sus ojos verdes eran alegres y su piel era tersa y suave. Decidí que como le hubieran hecho algo malo, no descansaría hasta castigar al culpable. En ese momento se abrió la puerta y salió el profesor Moriarty. Sin que nadie me hubiese visto, había sustraído una pistola del museo privado de la escuela, así como un florete del gimnasio, ya que el peligro no estaba excluido. Seguí a Moriarty hasta una pequeña choza que había en un bosque cercano al Christ Church. Yo me asomé por una ventana, sin que me vieran. Dentro estaban los dos Moriarty e Irene, atada y amordazada en una silla. Desde fuera escuché perfectamente la solución que Moriarty le daba a su hijo:

—Tu novia ha descubierto la organización criminal que estoy organizando, por lo que la mataremos y la enterraremos, sin que nadie se entere. —dijo sacando un enorme cuchillo del gabán.

Decidí actuar de inmediato si quería salvarla, Como la puerta de la choza era bastante vieja, la eché abajo de una patada. Al entrar, William se lanzó sobre mí, pero disparé sin apuntar. William cayó al suelo, inconsciente. No sabía si lo había matado, porque el padre me atacó con el cuchillo inmediatamente. La punta metálica me rozo la mano, lo que hizo que comenzara a sangrar. Cuando iba a contraatacar, le lancé una salvaje estocada con el florete, lo que hizo que el cuchillo saliera volando hasta introducirse en una grieta que había en el suelo de la vieja choza:

—El juego ha acabado, Moriarty —le dije.
—No, Holmes. —me contestó— Nos volveremos a ver.

Para sorpresa mía, se lanzó contra la ventana, y haciendo añicos el cristal desapareció en la oscuridad de la noche. No le seguí porque estaba más preocupado por Irene. La desaté;

—Gracias, Holmes. ¡Que miedo he pasado! Ese hombre estaba intentando formar una organización criminal, y cuando yo lo descubrí decidió asesinarme... ¡y su hijo estaba de acuerdo con el padre!

Salimos los dos juntos y nos dirigimos a la escuela. Una vez en la habitación de Irene le conté como había resuelto el caso. Y al acabar, querido lector, me agradeció que le hubiera salvado la vida como mejor lo agradece una mujer. Hicimos el amor. Al día siguiente, cuando la policía evaluó la situación, llegaron a la conclusión de que William Moriarty había sufrido un intento de asesinato por parte de una persona desconocida. Al poco tiempo fué trasladado a otro colegio. Su padre desapareció, y la organización criminal que ideó aún tardó más de diez años en acabarla. Irene, por orden de sus tutores, fué trasladada a otro centro escolar a la semana siguiente del caso de los Moriarty. La despedida fue triste. Nos dimos un beso de amor antes de que yo viera como se subía al tren que nos separaría hasta muchos años más tarde, en el caso que Watson tituló “Un escándalo en Bohemia” Jamás olvidaré aquella aventura juvenil, que me unió al gran amor de toda mi vida, así como al enemigo más acérrimo que tuve en mi carrera profesional. Fué una aventura que decidió una considerable parte de mi futura carrera como detective, pero aquel frió diciembre de 1872 lloré por primera vez en mi vida, ya que mi primer gran amor se alejaba en aquel tren hacia un lejano punto del horizonte.